La guerra civil española
Carmen García-Rodeja Arribí (1)
Trabajo presentado por la directora de los trabajos de exhumación que lleva a cabo la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) en el Coloquio Internacional en Defensa de la Humanidad “A 70 años del inicio de la guerra civil española”. Organizado por Departamento de Historia de la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de la Habana. Cuba. 21 a 23 de noviembre de 2006.
En este trabajo se informó, en primer lugar, de la problemática existente en España para el estudio de la guerra civil y la represión. El estado de la cuestión en relación a la ley llamada de la memoria histórica de próxima aprobación y la valoración crítica de diferentes instituciones y partidos.
En segundo lugar, el proceso de exhumación de fosas de las víctimas de la guerra y la represión realizadas con la ARMH (Asociación para la recuperación de la Memoria Histórica) con especial atención a la realizada esta verano en As Pontes de García Rodríguez a las personas asesinadas en el llamado: “Crime das barosas” 22 Agosto de 1936: Manuel Rama Fernández 65 años (padre), Juana Ferreira Rodríguez 59 años (madre), Manuel Rama Ferreiro 25 (hijo),José Rama Ferreiro 20 (hijo).
Este caso nos ha llamado la atención enormemente. Ha sido un hecho del que se ha hablado durante mucho tiempo por ser una familia muy conocida y por ser un crimen tan cruel.
También he sido interesante el que es uno de los pocos asesinatos que , realizado por falangistas y guardias civiles, haya sido posible llevarlo a los tribunales de Justicia, años después y por lo que existe una causa judicial. Esto es debido a la existencia de un familiar jurista en la familia que insta para que se juzgue a los criminales. Pero todo esto no sirvió para hacer justicia. Aunque eso sí, para hacer patente la impunidad. La sentencia acuerda exonerar de culpa al acusado por obrar en cumplimiento del deber. Esto también nos dice mucho del estado de terror imperante en España en esos momentos realizado por todos los estamentos del Estado.
La experiencia como colaboradora en la exhumación fue muy interesante. Los miembros de la ARMH estábamos en casa de los familiares; ellos son los que nos proporcionan alojamiento y comida. Nosotros aportamos el trabajo. Pero el afecto es tan grande, los lazos de solidaridad tan fuertes, las emociones tan profundas que se consigue unos canales de conexión constantes. Incluso con miembros de otras familias que acuden a saludar a los familiares o a empuñar una pala.
Cuando se exhuma es un proceso duro y difícil, afloran muchas emociones, mucho sufrimiento y todo el silencio de años. Pero al salir a la luz sale también todo le dolor acumulado y parece que se suelta lastre.
Los fallecidos se convierten en personas con nombres y apellidos y tienen, al menos, una placa. Después los familiares se quedan tranquilos pero no parados.
A todos nos hace bien.
NOTA
(1) Instituto “Xosé Neira Vilas”
PERILLO-OLEIROS (A CORUÑA)