Bolívar e Irvine. La naciente política exterior de la tercera República

Las incipientes acciones diplomáticas de la Tercera República

La instalación del nuevo gobierno en Angostura obligaba a desarrollar gestiones de política exterior que coadyuvaran a la consecución de los objetivos propuestos en el corto plazo, encaminados a consolidar el gobierno y preparar las acciones combativas que culminaran el proceso de Independencia.  En ese sentido, las tareas encomendadas a los agentes diplomáticos venezolanos superaban la mera búsqueda de conseguir el reconocimiento político de otras naciones, en particular el de las grandes potencias. El abastecimiento con material bélico y logístico se transformó en misión de primer orden para los funcionarios que actuaban a favor de la República, fuera de sus fronteras.

gobierno y preparar las acciones combativas que culminaran el proceso de Independencia.  En ese sentido, las tareas encomendadas a los agentes diplomáticos venezolanos superaban la mera búsqueda de conseguir el reconocimiento político de otras naciones, en particular el de las grandes potencias. El abastecimiento con material bélico y logístico se transformó en misión de primer orden para los funcionarios que actuaban a favor de la República, fuera de sus fronteras.

En este contexto, Estados Unidos preparaba la conquista total de la península de la Florida, que ya había comenzado a ocupar desde 1810 cuando colonos estadounidenses instigados por el gobierno se rebelaron contra el poder español y solicitaron su anexión a la nueva nación surgida en 1776. Para ello, aducían una alianza de los indios seminoles (que poblaban esa región) con  España y Gran Bretaña para  generar incursiones a territorio estadounidense desde la Florida española. La ambición expansionista de Estados Unidos, que manifestaba interés en extenderse hacia el sur a fin de tener costas en el Golfo de México y ocupar Cuba como la prenda más preciada del Mar Caribe, chocaba con la soberanía española sobre estos territorios. En esa medida, y también a diferencia de lo que había ocurrido en los primeros años de vida de las nuevas repúblicas independientes, ahora Estados Unidos, comenzaba a mostrar simpatía por la lucha que los americanos españoles realizaban contra la metrópoli.

Izquierda: Gregor MacGregor

Sin embargo,  estaba en desarrollo un suceso que vino  a sentar una opinión en el ánimo de Bolívar, dando señales respecto de cómo iba a manejar la relación con Estados Unidos. En lo inmediato, significó un contratiempo en el posible avance hacia la normalización de las relaciones con ese país. El 29 de junio de 1817, un grupo de 150 venezolanos desembarcaron y ocuparon la Isla Amelia la cual tiene una superficie de alrededor de 100 km cuadrados  y está ubicada en la costa atlántica de la Florida, frente a la ciudad de Cowford, hoy llamada Jacksonville, en el territorio español de la Florida, muy cerca del límite con Georgia en Estados Unidos. El jefe de la expedición era el General de origen escocés Gregor Mc Gregor quien ocupó el Fuerte Fernandina e izó la bandera venezolana y la de la Cruz Verde de Florida, designando las máximas autoridades civiles y militares y dando origen  a la República de la Florida el 1° de julio de ese año. (Pividal, 1977).

Bolívar jamás dio órdenes para efectuar esta operación bélica. La misma surgió de la iniciativa de Lino de Clemente, designado representante de Venezuela en Washington y del Dr. Pedro Gual quien se encontraba en la capital de Estados Unidos como agente diplomático del gobierno de Cartagena. Es imposible que Bolívar haya ordenado tal misión a Mac Gregor cuando en carta del 14 de junio dirigida al General Manuel Piar  le informa que espera el arribo del general escocés con siete barcos procedentes de Baltimore cargados de armas y municiones.(Bolívar, Op.Cit.) No es coherente que esté aguardando a Mac Gregor en Venezuela, si lo hubiera enviado en misión a ocupar la Isla Amelia o algún otro lugar de la Florida.

Las referidas instrucciones que según el Libertador acompañaban la misiva estaban referidas a conceder facultades  a Clemente y Gual para  gestionar asuntos políticos y comerciales, así como representar legalmente a la República en el caso de firma de cualquier instrumento comercial o contrato que juzgaran apropiado. (Pividal, Op.Cit).