La Revolución Mexicana en Yucatán, Salvador Alvarado. Felipe Carrillo Puerto.

Arriba: Sueño de una Tarde Dominical en la Alameda Central. Detalle de mural de Diego Rivera.

Jorge Alberto Ortiz Mejía*

Resumen / Abstract  VER

Estado-Nación

La formación del estado-nación en México, tuvo de origen enormes contradicciones cómo señala Lorenzo de Zavala: “un país de desposeídos y de indios sin intereses individuales y clases privilegiadas que favorecen el atraso y el oscurantismo”. De igual manera explica el contexto social Ignacio Ramírez: “los indígenas nada saben y sólo sirven de labradores o de soldados, los que entre ellos se levantan sobre su clase, forman excepciones marcadas. Sus recuerdos están en contradicción con lo presente; sus costumbres son humildes, sus necesidades escasas; su idioma produce el aislamiento”.  Un documento que es una joya y nos brinda el estado de la educación indígena es “Apuntes para mis hijos de Benito Juárez”[1], demuestra la falta de visión y de proyecto en esa materia. Esta expulsión sistémica de los indígenas se acentuó con la dictadura de Díaz. La nación atravesó períodos de disputa por los grupos de poder, militares, religiosos, el enconó generó regiones alejadas de todo beneficio, poblaciones en condiciones deprimentes, mientras los grupos políticos apoderándose de los bienes de la naciente república.

Derecha: Benito Juárez

Con Díaz en el poder, la inversión extranjera, la construcción de vías de ferrocarril, el crecimiento urbano y de población, fueron prerrogativas a costa del incremento de la pobreza, mayor explotación, y la pax porfiriana se logró por la represión militar del dictador, logrando desfigurar el rostro de la nación. Díaz supo conceder privilegios a sectores mestizos, negociar con criollos poderosos; mientras a los indígenas, los sometía, o los aislaba. El pueblo con la dictadura quedó condenado a: ser empleado, siervo del maestro, súbdito del patrón, y del capataz extranjero. La prensa de la época se expresa sobre el estado de la nación: “mientras desde el advenimiento de la paz, el proceso  y la prosperidad no dejan de aumentar en la nación, no se podrá dejarse de lamentar que México fuese un país de contrastes y que la escuela se mantuviera casi en el nivel de barbarie. Donde dominan escuelas con  maestros con más hambre que ciencia, quienes enseñan a medio leer a niños medio desnudos, mal nutridos y ya empeñados por las palabras antipatrióticas del cura”. Existía enorme deserción escolar, así como la necesidad de brazos para la producción de las haciendas, y padres dispuestos a entregarlos a la explotación prematuramente.

La Dictadura Porfirista

La mayor preocupación se encontraba en la construcción de leyes, reglamentos, bajo la óptica burocrática, porque la historia de la educación se confunde con la historia del control social de aquellos elementos indisciplinados de la sociedad que no se adecuan a un sistema rutinario, de sumisión, obediencia. En el fondo había que buscar la normalización de los inadaptados al sistema político, y apropiarse de las expresiones porfiristas de «Menos política y más administración», asegurar a cualquier precio «la paz y el orden interior» y a todo aquel que se atreviera a disentir contra su gobierno aplicar el «Mátelos en caliente».

Izquierda: Porfirio Díaz

La perspectiva de progreso unida a la de orden, utilizada por el dictador Porfirio Díaz Mori, para constreñir a quienes no aceptaran su política de dominio. Entregó el territorio a los poderosos hacendados quienes crearon grandes masas de campesinos sin fuentes de trabajo, encerrándolos en formas de producción medieval de autosubsistencia, sus propiedades fueron expropiadas ante la avidez del progreso y por construir un mercado interno de consumo. Estas contradicciones se incrementaron al paso del tiempo. La economía exportadora-primaria se orientó hacia los estados unidos, alcanzando las tres cuartas partes de las exportaciones hacia ese país. Para 1910 el 80% de las familias rurales no poseía tierras, mientras los extranjeros eran propietarios de alrededor de millones de hectáreas, aproximadamente una séptima parte de la superficie del país. Sectores sociales de clase media no encontraron espacios para poder ascender, la estructura de la dictadura, se fundaba en el control, la gran propiedad, en un grupo de elegidos, de pocos que se hacían más ricos, mientras la sociedad en su conjunto, más pobre. El modelo rudimentario de crecimiento precapitalista del porfirismo no marchaba acorde al desarrollo industrial de la época. Aunque el incipiente desarrollo industrial, agrícola, ganadero, forestal y minero daba la impresión de una marcha acelerada hacia el progreso. Las condiciones sociales se acentuaban, el índice de analfabetas alcanzaba para 1905 el 85%, el aparente avance educativo se relacionaba más con la parte teórica e ideológica. A principios del Porfiriato el ministerio de Guerra disponía del 36% del presupuesto total y Educación solo 3%, en 1910 Guerra disminuyó a 21% y Educación se incrementó a 7%. El país se preparaba para la insurrección nacional, donde unos maestros de Sonora vislumbraban desde sus aulas la necesidad del levantamiento armado: Plutarco Elías Calles y Álvaro Obregón.