Cuba durante la Segunda Guerra Mundial

Izquierda: Ramón Grau San Martín

Todo ello favoreció el crecimiento de las exportaciones cubanas, lo que permitió sacar la economía isleña de su prolongada crisis. No obstante, las limitaciones a la importación de determinados artículos, entre ellos bienes industriales y petróleo, junto a las interrupciones de las transportaciones marítimas, crearon cierta escasez que afectó sobre todo a los sectores populares y estimuló la sustitución de importaciones, aunque este proceso no alcanzó las magnitudes de otros países latinoamericanos. En esas condiciones, se vertebró en 1942 la Oficina de Regulación de Precios y Abastecimientos –que daría origen a muchos negocios ilícitos-,[3] y se dispuso, desde julio de ese mismo año, la centralización de exportaciones por el puerto de La Habana en convoyes, para eludir los frecuentes ataques de los submarinos nazis, que incluso provocaron el 12 de agosto de 1942 el hundimiento frente a las costas de La Florida (Estados Unidos) de los buques de carga El Bahía de Manzanillo y el Santiago de Cuba, con un saldo de 31 muertos.  Solo ocho víctimas pudieron ser rescatadas y veladas con todos los honores en el Capitolio Nacional.

También el 13 de mayo de 1943 fue hundido al norte de Puerto Padre el tanquero Mambí, ocasionando la muerte de 19 marineros cubanos y cuatro soldados norteamericanos. Otros barcos cubanos destruidos por los submarinos alemanes fueron el pesquero refrigerado Lalita, cerca de las costas de Yucatán, el Libertad –un antiguo buque italiano nombrado Recca, expropiado por el gobierno cubano en 1941, que fue hundido el 4 de octubre de ese mismo año- el Mínima y el 24 de Febrero, a principios de 1944. En cada uno de estos ataques murió un tripulante cubano.[4]

Debe mencionarse que un destacamento de las fuerzas navales cubanas, integrado por tres caza submarinos, que escoltaba a dos buques cargados de azúcar, detectó un submarino alemán –al parecer el U-176 capitaneado por Reiner Dierksen- al que destruyeron el 15 de mayo de 1943 con varias cargas de profundidad.[5] También la contrainteligencia cubana capturó en la ciudad de La Habana a un espía alemán nombrado Heinz August Lansing, o Luning según otros autores, natural de Bremen, encargado de enviar a su mando informaciones militares y del movimiento portuario. Fue enjuiciado y fusilado –único caso en América Latina y el Caribe- en la fortaleza El Príncipe el 10 de noviembre de 1942.

Acorde a la situación de guerra, el gobierno de Batista expropió desde el 12 de diciembre de 1941 los bienes de los ciudadanos japoneses residentes en Cuba, los que fueron detenidos, medidas punitivas aplicadas también a los residentes alemanes y a varios italianos claramente identificados como fascistas. Aunque algunas mujeres quedaron confinadas en Arroyo Arenas, un poblado en las afueras de Marianao, la mayoría de las madres con hijos fueron devueltas a sus casas. En cambio, los hombres mayores de 18 años fueron encerrados en el centro de retención de inmigrantes en Triscornia o en el Castillo de El Príncipe. Desde el 16 de abril de 1942 casi todos fueron remitidos a la Isla de Pinos (hoy Isla de la Juventud), donde algunos incluso quedaron recluidos en la circular de la llamada Prisión Modelo. Hasta 1946 permanecieron detenidos 341 japoneses y 114 alemanes, pues los trece italianos fueron excarcelados en 1943. Algunos de sus familiares, sobre todo japoneses, se establecieron en esta isla del sur de Cuba para acompañar a los reclusos.

En virtud de los acuerdos militares firmados por Batista con el gobierno norteamericano, el 7 de noviembre de 1941 y el 9 de septiembre de 1942, Estados Unidos pudo construir dos estratégicas aeropuertos militares en territorio cubano, uno en San Antonio de los Baños y el otro en San Julián, en las provincias de La Habana y Pinar del Río respectivamente, que se unieron a la gran estación naval ya existente en Guantánamo. Además, se autorizó otra pista de aterrizaje cerca de Camagüey, así como dos apostaderos para dirigibles, uno en Caibarién y otro en Isla de Pinos. Como parte de los mismos tratados mencionados, el viejo crucero Cuba y el buque escuela Patria fueron modernizados en Galveston, Texas, Estados Unidos. También varias cañoneras, buques auxiliares y pequeños guardacostas se reformaron en astilleros de Cuba y Estados Unidos, así como artillados los barcos mercantes. Desde 1943, el gobierno norteamericano entregó en préstamo a Cuba una docena de caza submarinos.

A contrapelo de su contribución a la contienda bélica, el prestigio del gobierno de Batista siguió deteriorándose afectado por la corrupción administrativa, las violaciones de los preceptos constitucionales y el ambiente violento existente en el país, que facilitaron la resonante victoria de la oposición en los comicios presidenciales del 14 de julio de 1944. A este sonado triunfo popular del candidato auténtico Grau San Martín se le llamó la “jornada gloriosa”, que cercenó toda posibilidad de continuación en el poder de los batistianos. Atrapado en sus propias maquinaciones y la coyuntura internacional, imposibilitado por la constitución de 1940 para reelegirse, Batista, sin alternativas para prolongar su mandato, debió entregar el poder, aunque dejando la puerta abierta para un futuro regreso.