Una embajada historiográfica con vocación americanista. Los historiadores argentinos en el «II Congreso Internacional de Historia de América»

Izquierda: Historiador argentino Enrique de Gandia

El temario propuesto para la reunión giraba alrededor del establecimiento de acuerdos para realizar en toda América una revisión de libros de texto de historia y geografía, creando para estos efectos comisiones nacionales. También se incluía la posibilidad de estimular la difusión en las escuelas, en los centros culturales y en los de de formación docente de las obras más destacadas de los autores americanos. Para ello se proponía organizar la publicación de una biblioteca de autores relevantes de la literatura, la historia, la ciencia, la política, el derecho y el arte.[14]

En la sesión plenaria de clausura de esa Conferencia Internacional, el delegado de Venezuela, Dr. Zérega Fombona, propuso que se incluyera en actas la recomendación a los gobiernos de América de designar a la brevedad representantes para el congreso histórico que se realizaría en Buenos Aires unos meses más tarde. Sostenía que varias de las resoluciones votadas en esa Conferencia, como las de orientación pacífica de la enseñanza, revisión de textos escolares y cooperación intelectual tenían su base material, técnica  y moral en ese congreso, y que por lo tanto su buen funcionamiento haría más visibles los proyectos de la Conferencia.

Éstas y otras iniciativas de similar tenor confirman la firme política de intervención de los historiadores argentinos en eventos internacionales -especialmente los vinculados al mundo americano-, y la importancia que tuvo esa participación en la agenda pública y en la definición de política exterior por parte de los elencos gobernantes. Esta verdadera diplomacia cultural descansaba sobre la convicción de que la amistad entre los países se consolidaría y las rivalidades desaparecerían si las nuevas generaciones adquirían un conocimiento acabado de la historia y geografía de sus respectivas patrias y de las de América en general.

Será el II Congreso Internacional de Historia de América al que hacía referencia el representante venezolano, realizado en Buenos Aires entre el 5 y el 14 de julio de 1937, la ocasión en que se desplegará con mayor visibilidad y amplitud lo que denominamos embajada historiográfica, gestada por historiadores argentinos -pero compartida ampliamente por el conjunto por los representantes americanos participantes- y centrada en la unidad histórica americana.