Una embajada historiográfica con vocación americanista. Los historiadores argentinos en el «II Congreso Internacional de Historia de América»

E. Ravignani incorporó otro argumento a la defensa del recorte propuesto, sosteniendo que si se quería dar profundidad a los estudios e investigaciones era necesario recortar el objeto, privilegiando la exhaustividad por sobre la amplitud. Por otro lado, sostenía que incorporar el estudio de las etapas anteriores a la conquista los llevaría a superponerse con los congresos de americanistas, que se celebraban periódicamente desde 1875 y a cuya última edición, realizada en Sevilla en 1935, habían asistido varios historiadores argentinos.[42]

Aun cuando la posición de Perú fue apoyada por otros países como Ecuador, El Salvador, República Dominicana y Nicaragua, la solución no pasó por la definición de la entidad del concepto de historia americana (en uno u otro sentido), sino en no imponerle limitación alguna. El art. 1 del reglamento fue aprobado con el siguiente texto: “…El Congreso Internacional de Historia de América tiene por objeto promover las investigaciones históricas en el dominio de la historia americana, difundir la cultura histórica y renovar la metodología de su enseñanza en los establecimientos de educación….[43]

Algunas consideraciones finales

El análisis del II Congreso Internacional de Historia de América llevado a cabo en Buenos Aires entre 5 y el 14 de julio de 1937 muestra como en numerosas oportunidades los congresos científicos trascendieron los marcos del mundo académico para convertirse en eventos de gran centralidad para los gobiernos. En la coyuntura de la década de 1930, el caso estudiado pone en evidencia la contribución de los historiadores en la construcción de un horizonte americanista. Apoyados en la legitimidad de su saber, diseñaron una diplomacia cultural no menos eficaz que aquella a secas. Esta embajada historiográfica promovió la idea de una unidad histórica americana gestada en el pasado de los siglos coloniales y consolidada en el proceso de emancipación y los desarrollos nacionales posteriores. Esta génesis y derrotero comunes daban unidad a la historia americana y ponían a los proyectos de corte panamericanistas en una deriva natural de este proceso

Los alcances de esta operación historiográfica pueden vislumbrarse mejor en las resonancias posteriores del evento desplegadas por todo el continente. En un informe sobre el congreso que el historiador Percy Alvin Martin, delegado por los Estados Unidos, envía a la Unión Panamericana describe sus impresiones con estas palabras: “…En realidad sentimos que éramos conciudadanos de una República de las Letras cuyos confines se extienden desde la frontera septentrional de los Estados Unidos hasta los límites meridionales de Argentina y Chile. La solidaridad panamericana, expresión de la cual se ha hecho tanto uso como para quitarle mucho de su sentido, tomó como resultado del Congreso una nueva y vital significación…[44]

NOTAS

* Martha Rodriguez Magister en Historia Programa de Investigaciones en Historiografía Argentina. Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. E. Ravignani” UBA/CONICET

[1] Sobre el proceso de profesionalización de la historia y otras ciencias sociales existe una bibliografía amplia, especialmente para el caso alemán, francés, norteamericano y español. Un abordaje teórico y general del tema de las profesiones puede consultarse en Ricardo Gonzalez Leandri, Las profesiones. Entre la vocación y el interés corporativo.  Fundamentos para su estudio histórico, Catriel, Madrid, 1999. Para una reflexión acotada al campo historiográfico Gonzalo Pasamar Alzuria “La profesión de historiador en su perspectiva histórica: principales problemas de investigaciòn”, en Studium, Nº 4, 1992. Para el caso argentino Cfr. entre otros Alejandro Cattaruzza “La historia y la ambigua profesión de historiador en la Argentina de entreguerras” en Alejandro Cattaruzza y Alejandro Eujanian, Políticas de la Historia. Argentina 1860-1960, Alianza, Buenos Aires, 2003.

[2] Ricardo Levene, Lecciones de Historia Argentina, Ed. Lajouane, Buenos Aires,  1912.