La identidad de un barrio
Foto: Carolina Crisorio
Transformada a lo largo del tiempo, sin embargo de algún modo singular, la Boca sigue manteniendo su propia personalidad.
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Este barrio creció a la vera del río a fines del siglo XIX con el aporte de los inmigrantes, muchos de ellos procedentes de Genova, Italia. Los alegres colores de las chapas de metal con que armaban sus casas se transformó en el sello identitario del lugar. En las orillas de la ciudad albergó uno de los barrios más sufridos que soportó sucesivas inundaciones a lo largo de décadas.
Fotos: Carolina Crisorio
Recuperada en las últimas décadas como lugar turístico la Boca recuperó sus mitos. La calle Caminito fue denominada así en homenaje al tango escrito por el poeta Gabino Coria Peñaloza, nacido en la provincia argentina de Mendoza con música de Juan de Dios Filiberto oriundo de ese barrio porteño. Esta calle nació a fines de los cincuenta como una gran galería en la que los artistas plásticos exponían sus obras. Transformada en un paseo, en ella y en las callejuela transversales las tiendas, restaurantes, músicos y bailarines tratan de captar el interés de los turistas.
Fotos: Carolina Crisorio
Aquí vemos un par de ponys se ofrecen para pasear a los niños, más allá una pareja de llamitas que soportan estoicamente que alguien le pague a su propietario para sacarse unas fotos. Una de las callecillas permite ver al fondo, recortada contra el firmamento la cancha del club de futbol Boca Junior, semillero de jugadores – desde Armando Maradona a Juan Román Riquelme -.
Foto: Carolina Crisorio
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Todo está está armado en función del turismo… pero aún así la Boca sigue exhibiendo su belleza macerada en miles de trabajadores que con su trabajo anónimo aportaron a la prosperidad de la ciudad puerto, alimentaron con sus canciones y sus bailes el tango y con sus sueños y desdichas la obra de grandes artistas plásticos como Benito Quinquela Martín – recordado en un mural enmarcado en rojo coral -, o Antonio Berni cuya serie Juanito Laguna siguió las alternativas de esta recreación de tantos niños sin infancia que viven de la recolección de basura con calor o frío, sufriendo la crecida del río por obra de la sudestada.
Fotos: Carolina Crisorio
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Ariadna Tucma Revista Latinoamericana. Nº . 7. Marzo 2012-Febrero 2013 – Suplemento
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